Hemos descrito medidas que se pueden tomar en casa para prevenir las caries, pero también hay medidas que usamos los dentistas, para proteger los dientes sanos. Una de ellas es el uso de sellantes.
Los molares, tanto temporales como definitivos, no son un «cubo liso», tienen superficies rugosas en su superficie, con fosas y surcos, que permiten triturar y moler los alimentos.
El sellante es una película delgada de resina que se pinta en dichas fosas y surcos, actuando como una barrera física. Esto impide que queden restos de alimentos y se acumule placa bacteriana. Además, se ha demostrado que los sellantes detienen la formación de una caries incipiente, ya que bloquea el aporte de nutrientes a las bacterias que la producen.
Son más efectivos si se realizan tan pronto como aparecen los dientes. Sobre todo, en los primeros molares definitivos, que están muy atrás, tienen surcos profundos y muchas veces el niño no se ha dado cuenta de su aparición en la boca.
Aplicar sellantes implica un ahorro de dinero y tiempo a largo plazo, ya que al prevenir la aparición de caries, evita tener que realizar obturaciones, coronas o extracciones de dientes dañados en el futuro.
Además, es una técnica sencilla e indolora, no es necesario usar instrumental rotatorio ni anestesia.
Para que los sellantes persistan en su lugar, se debe evitar el consumo de calugas y chicles, además de un control semestral con el odontólogo, para controlarlos y reponer los que se han salido o gastado, pero bien cuidados, pueden durar muchos años en los molares.
Aunque sea una frase cliché, siempre va a ser mejor prevenir que curar.
¡Nos vemos!